España 1952.
Vive y trabaja en Palazuelos de Eresma (Segovia). España.
La obra visual de Eloísa Sanz se basa en la transformación del paisaje en naturalezas intervenidas, con imágenes que pasan de lo real a lo imaginario, provocando emociones y agitando nuestra conciencia de lucha ante la destrucción de la naturaleza y la memoria, evidenciando, nuestros miedos, olvidos y temores.
En palabras de José María Parreño, : “a lo largo de su trayectoria se mantienen intactos muchos de los rasgos fundamentales de su estilo: el plano pictórico astillado e irregular, el collage cubierto de pintura hasta hacerse invisible. Sus colores característicos y las perspectivas forzadas e imposibles y la reiterada y casi asfixiante presencia de lo vegetal, con una presencia de ciudades: la regularidad de la obra humana, el panel de las ventanas y el frio de la arquitectura”.
Trabaja en sus obras con fragmentos de paisajes imaginarios y elementos reales, transformándolos en jardines anónimos. La utilización de la pintura en términos convencionales y la fotografía manipulada, provocan una dicotomía de lenguajes. Un juego de engaño y una perspectiva visual y táctil distinta de la real, alejándose del concepto de naturaleza convencional. Por medio de la utilización de distintos soportes (maderas, aluminios, metacrilatos y otros materiales), obtiene espacios desplegados en fragmentos visuales transformados en objetos bidimensionales y tridimensionales, buscando distintas lecturas y sensaciones tanto en el fondo como en la forma.
Los formatos irregulares que potencian la intención expresiva, son una constante en su obra. El espacio se convierte en habitaciones y entornos reconocibles con planos y ventanas abiertas al exterior en lucha con la naturaleza. Los objetos que son manipulados y transformados, como sillas, mesas, biombos y otras actuaciones suyas (a priori), no tienen intenciones de uso funcional, son objetos desestructurados e interpretados visualmente, que pierden su utilidad, convirtiéndose en obras tridimensionales.
Como apunta Fernando Huici a propósito de su obra: “El argumento sobre el se construye en lo esencial la pintura de Eloisa Sanz, gira siempre en torno a una interrelación compleja entre distintos modos o niveles de representación y problematización del espacio. Plantea la concienciación de nuestro entorno y naturaleza, por medio de fragmentos pictóricos imaginativos con elementos reales y orgánicos como ramas, hojas, líquenes, raíces, etcétera, y la utilización de objetos reciclados, dándoles un lugar y un significado distinto sin perder su esencia de desecho ante una sociedad de consumo.”
Spain 1952.
Lives and works in Palazuelos de Eresma (Segovia). Spain.
Eloísa Sanz’s visual work is based on the transformation of the landscape into intervened natures, with images that pass from the real to the imaginary, provoking emotions and stirring our conscience of struggle against the destruction of nature and memory, evidencing our fears, forgetfulness and apprehensions.
In the words of José María Parreño: «Throughout her career, many of the fundamental features of her style remain intact: the splintered and irregular pictorial plane, the collage covered with paint until it becomes invisible. Her characteristic colours and the forced and impossible perspectives and the reiterated and almost suffocating presence of vegetation, with a presence of cities: the regularity of the human work, the panel of the windows and the coldness of the architecture».
In her works she works with fragments of imaginary landscapes and real elements, transforming them into anonymous gardens. The use of painting in conventional terms and manipulated photography provoke a dichotomy of languages. A game of deception and a visual and tactile perspective different from the real one, moving away from the conventional concept of nature. Through the use of different supports (wood, aluminium, methacrylates and other materials), she obtains spaces displayed in visual fragments transformed into two- and three-dimensional objects, seeking different readings and sensations in both form and substance.
Irregular formats that enhance the expressive intention are a constant in her work. The space becomes recognisable rooms and environments with planes and windows open to the outside in struggle with nature. The objects that are manipulated and transformed, such as chairs, tables, screens and other works of his (a priori), have no intention of functional use, they are unstructured and visually interpreted objects that lose their utility, becoming three-dimensional works.
As Fernando Huici points out about her work: «The argument on which Eloisa Sanz’s painting is essentially built always revolves around a complex interrelation between different modes or levels of representation and problematisation of space. She raises awareness of our environment and nature, by means of imaginative pictorial fragments with real and organic elements such as branches, leaves, lichen, roots, etc., and the use of recycled objects, giving them a different place and meaning without losing their essence of waste in the face of a consumer society».